sábado, 23 de marzo de 2013

Capitulo 7


Capitulo siete





El día de mi boda había llegado, me desperté alrededor de las cuatro de la tarde, no podía seguir durmiendo, la angustia y los nervios me corroían por dentro.

Antes de bajar al salón me vesti con unos pantalones negros y una sudadera azul. El día anterior la directora black se había llevado a Evan, era un protocolo aprendido de los humanos, el novio no podía ver a la novia hasta que no estuvieran en el altar.

Yo llevaba toda la noche pensando en como debía comportarme, había barajado varias posibilidades, desde ser una borde y gruñir a todo el mundo hasta comportarme como si la boda me hiciese la mujer mas feliz del mundo, solo para joder a Esteno, seguiría al pies juntillas la segunda opción. Nadie sospecharía que iba a mi propia boda obligada y resentida.

Cuando baje al salón de la mansión casi me muero del susto. Mi madre y Moira me esperaban sentadas en el sofá, tomandose un café.



-. ¿Qué demonios hacéis aquí? – pregunté con un jadeo.



-. Estamos aquí para ayudarte a vestirte y a prepararte para la boda – dijo Moira con una sonrisa envenenada. Todavía no me había olvidado que el año pasado la muy zorra se había guardado algo importante que había sucedido en sus pequeñas vacaciones en casa. El miedo a alguna otra mala noticia hizo que mis rodillas temblaran. Estaba usando toda mi fuerza para mantenerme firme y fuerte. No estaba resultando nada fácil y Moira Green, mi maltita hermanastra no estaba allí para hacérmelo todo mas sencillo y agradable. Algo malo estaba tramando.


-. La mejor manera de ayudarme es que os marchéis las dos, no quiero tener a mucha gente a mi alrededor – dije intentando sonar fría y calculadora.


-. Pero es tu gran día – dijo la ignorante de mi madre. Esa fue la maldita gota que colmo el vaso.


-. ¿Cómo te atreves a decir eso? – ladré empezando a perder los nervios – esta no es la boda que yo había querido, Evan no es con quien yo quiero casarme y todo esto es por tu maldita culpa, no actúes como si fuera una día feliz, te aseguro que no lo es – terminé notando como mis ojos ardían con furia.


-. Cariño… tr-tranquilizate – balbuceó mi madre mientras me miraba asustada. Su miedo y el de Moira recorrieron mi cuerpo inyectándome nuevas energias.


-. Lo siento – dije una vez me recuperé – voy a desayunar y a ducharme, luego bajaré para que me ayudes a ponerme el vestido – la sola mención del maldito traje me revolvió el estomagado.

Entre rápidamente en la cocina y rompí una bolsa de sangre con mis colmilos. El desayuno me revitalizo mas que si me hubiera tomado un Red Bull, algo que tampoco me hubiese venido mal tomar.

Las siguientes tres horas fueron un infierno, Kaly me estuvo peinando durante media hora, me hizo cuatro pequeñas trenzas y las recogió hacia atrás como si fueran parte de una tiara. Cristales lilas y blancos fueron introducidos por mi pelo a modo de adornos y por ultimo, mi madre me ayudo a ponerme el traje de novia blanco de corte griego que iba a llevar durante toda la jodida noche.

Tenia que reconocer que el vestido era precioso, si hubiese sido negro en lugar de blanco marfil, hubiese estado preciosa. En ese momento fue cuando me prometí que si algún día encontraba a Shane y me casaba con él, seria la única vez que vestiría un traje negro de boda. Si no podía casarme nunca con Shane, jamás me casaria de negro.



Todo sucedió demasiado deprisa, cuando quise darme cuenta de lo que estaba pasando, ya nos encontrábamos en el salón arreglados y listos para abrir el portal que nos conduciría a la corte vampiro. Josh y Sarah se quedaban en la casa mientras me casaba para vigilar el fuerte. Kaly, Moira, mi madre y yo abrimos el portal Owed y le atravesamos. Me tuve que esforzar muchísimo para que la sonrisa de mi cara no se callera y me liara a dar gritos por toda la corte. Me sentía muy desprotegida sin la espada de cristal que nadie me había dejado llevar conmigo a la maldita ceremonia, según Victoria Black, no era conveniente que se la mostrara a toda la corte vampiro, según mi madre, no me quedaba bien con el vestido ni conjuntaba con los zapatos.



Entramos en la corte directamente detrás de la puerta del salón donde estaban todos los invitados a la boda ¿había yo hecho alguna lista de invitados? ¿Quiénes, aparte de los secuaces de la vieja bruja, estaban allí?

No me enctretuve demasiado en intentar adivinarlo y volviendo a construir mi fachada de chica-tan-feliz-por-su-boda-que-va-a-explotar-de-gozo, abrí la puerta grande de madera y me adentre por el pasillo trotando como un poni, algo que al parecer avergonzó a mi madre, yo lo único que quería era acelerar las cosas todo lo posible para que mi otro yo, así es como había empezado a llamar a la furia que vivía dentro de mi, saltara a la superficie y se cargara a la mitad de los asistentes. No pensaba darle ese gusto a Esteno.



Evan me esperaba al otro lado del pasillo, estaba nervioso y no era capaz de mirame a los ojos, cuando llegue junto a él le cogí la mano y le sonreí. A diferencia de las demás sonrisas que había ido lanzando por mi recorrido, la que le mostre a Evan era sincera, de apoyo mutuo y respeto. Después de nuestro intercambio de miradas nos pusimos frente a un vampiro de aspecto mas viejo de lo normal que hacia de cura y juez. Pasee la mirada disimuladamente por la estancia y pude localizar a dos vampiros y tres cambiaformas que trabajaban con Esteno. Los muy hijos de puta llevaban una video cámara y me miraban con sonrisas triunfantes. Para darles mas por culo sonreí y salude a la cámara, algo que no se esperaban y les dejo a todos con una cara de poker digna de ser inmortalizada.



-. Estamos aquí reunidos para celebrar la unión entre Evan Shadows y Dawn Summer- comenzó el vampiro – ¿ambos están aquí bajo su propia voluntad? – Evan y yo asentimos, aunque debo reconocer que me moria de ganas de gritarle a todo el mundo que no, que yo y Evan estábamos obligados hacer esto, por suerte logre retener mi gran bocaza – Por los poderes que Erebo me ha otorgado te digo a ti, Dawn Summer, ¿quieres a Evan como esposo y prometes respetarle y amarle todos los días de tu vida?



-. Si, quiero – dije después de varios segundos de indecisión que se hicieron eternos. Mi sonrisa falsa todavía estaba bien puesta en mi rostro.



-. Evan Shadows, ¿quieres a Dawn como esposa y prometes respetarla y amarla hasta que la muerte te la arrebate? – ok, en ese momento mi sonrisa se fue al traste, y toda la información que recogi de esas palabras entro en mi cabeza como un torrente. Yo tenia que morir, mi esperanza de vida eran como mucho 1500 años, pero envejecería y Evan o Shane no lo harian. Un escalofrio recorrió todo mi cuerpo ¿Cómo era posible que no hubiera pensado en eso? Los vampiros no mueren a no ser que sean asesinados, pero yo si, yo tarde o temprano moriría…

Volví a recomponer mi cara de felicidad finguida y mire a Evan mientras respondia el sí, quiero. Cuando encontrara a Shane ya me ocuparía del tema de la inmortalidad, por ahora era mejor no pensar en nada de eso.



-. Yo os declaro marido y mujer, puedes besar a la novia – dijo el vampiro. Evan me cogió por la cintura y me beso mientras le pasaba los brazos por los hombros, no le deje hacerlo durante mucho tiempo, pero tampoco le retire demasiado deprisa, no quería levantar sospechas, quería que Esteno pensara que Shane ya no me impotaba y que con Evan era feliz, quizás de esa manera no le utilizara para hacerme daño, quizás así, podía comprarle algo mas de tiempo antes que esa bruja lo matara… bueno, teniendo en cuenta que no lo hubiera hecho ya. La ira se apoderó de mí, solo persan en Shane muerto hizo que mi sonrisa se borrara y mis ojos rojos resplandecieran con una luz roja brillante duarnte un segundo. Evan se dio cuenta de mi repentina rigidez y me apretó la mano mientras caminábamos y nos marchabamos del salón a pasos agigantados.



Una vez fuera de la multitul que se había conguegado en la sala a comer y tomar algunos aperitivos, pude relajarme considerablemente y enfrentar a Evan.



-. ¿Podriamos divorciarnos? – le pregunté.



-. No te preocupes por eso ahora, solo una unión hecha por un dios o semidios seria irrompible, nosotros podremos divorciarnos cuando queramos y podamos, pero como ya sabes, ahora es imposible que lo hagamos, se nos hecharian encima como animales, por cierto, felicidades por tu cumpleaños.



-. Gracias – le conteste. Ni siquiera me había acordado que hoy diez de abril era mi vigésimo primer cumpleaños – Sé que esta gente nos mataria si nos echásemos atrás ahora, pero ya sabes que me refería a cuando todo esto termine – si es que termina, me dije a mi misma - creo que deveriamos marcharnos a la mansión y comenzar a trazar el plan para visitar a princesa de los mares – le dije a Evan que todavía sostenía mi mano.



-,. Creo que eso es una muy buena idea – contestó sacando de su bolsillos mis runas doradas.



-. ¿De donde las cogiste? – pregunté enfadada.



-. Tu no tenias bolsillos en el vestido asique las tome de tu madre cuando os transportasteis aquí, sabia que querrías escaquearte de esto lo antes posible así que… - se escusó Evan con una sonrisa de niño bueno en su cara.



-. Estas perdonado. Llevame a casa, todavía tengo el impulso homicida de masacrar a todos – dije sinceramente mientras Evan abria el portal Owëd con dirección directa hacia el salón de la mansión Midnight.



Una vez llegamos a la mansión nos dimos cuenta de que nos habíamos dejado a Kaly y a Adam en el banquete, era increíble como nos habíamos despistado, pero en menos de cinco minutos Evan fue a buscarles y trajo a la vampisesa enojada de vuelta.



-. ¡Es increíble que os marchaseis sin mi! – me ladró Kaly indignadísima.



-. ¿y Adam? – pregunté a ambos.



-. Lo traerá la directora, estaba zampandose el pastel de boda como si no le dieramos de comer – dijo Evan mientras se quitaba la chaqueta y la corbata. No me había fijado hasta ese momento de lo lindo que se veía.



-. Sarah, ¿has averiguado donde tenemos que ir para localizar a la tia esta de lo mares? – pregunté a la hermana de Josh, que al parecer solo tenia ojos para Evan. Una sonrisa picara se deslizo por mi cara, quien iba a pensar que el gran mito de; “quienes se pelean se desean” era tan cierto como que existían los vampiros…



-. Si, ya esta solucionado – dijo aclarándose la garganta y sonrrojandose mientras me miraba y veía mi perpicaz sonrisa.



-. ¿Muy bien cuando y donde tenemos que ir? – dije en plan jefe.



-. Tenemos que ir a una isla llamada Beauchene, esta en las Maldivas, según tus apuntes del manuscrito Voynich, es el lugar perfecto para llamar a la princesa de los mares – dijo Josh enseñándome varios de mis folios garabateados.



-. Muy bien, solo vienen conmigo dos personas, ir mirando los cambios horarios para poder salir mañana como mucho tardar – dije mientras le cogía a Josh mis apuntes y subia a mi cuarto a quitarme el vestido y estudiar un poco más el manuscrito. La espada y la lira estaban resposando sobre mi cama, cuando las vi, un peso extraño dejo de aprisionarme el pecho, me habían dicho que no devia separame de las reliquias, no volveria hacerlo, me sentía mucho mejor y mas segura teniéndolas cerca.



Estube al menos una hora garabateando mas apuntes y desentrañando algunas cosas del manuscrito. No pensé en nada mas, pero mi paz fue interrumpida con unos golpes en mi puerta, o mejor dicho, en el plástico que había puesto en el agujero de la puerta. Evan entro a pesar de mi gruñido de disgusto.



-. Creo que tendríamos que hablar sobre nuestra noche de bodas – dijo Evan mientras se acercaba a la cama y se sentaba a mi lado. Lo fulmine con la mirada esperando que prosiguiera con su discursito – creo que deverias… bueno, creo que es el momento de que me mates – sus palabras fueron como un mazazo en mi estomago, no me esperaba eso y no pude mas que mirarle con horror.



-. No pienso matarte Evan, lo siento pero no podría vivir con eso, además no estamos seguros de que sea eso lo que haya que hacer, tu profecía contradice la mia – expliqué.



-. Puede que mi profecía se refiera a la otra vida – dijo Evan enfrentando mis ojos – tienes que hacer lo que sea necesario para destruir a Esteno, estamos perdidos si Shane o tu os unis a sus filas, estamos perdidos si tu no la derrotas como estas predestinada a hacer – dijo Evan agarrándome fuerte los hombros.


-. Esta bien, solo tengo que visitar a la princesa de los mares antes de adentrarme en los dominios de la Dama, antes de ir en su busca hare lo que tenga que hacer, pero todavía no…Evan tengo que mentalizarme…todavía no soy una asesina a sangre fría, y tampoco te puedo asegurar que sea capaz de matarte, no me presiones – le dije sintiendo como el dolor recorría mi cuerpo, la furia que anidaba en mí se revolvía cada vez mas furiosa y mas fuerte, tenia miedo de que se apoderara de mi, cada día era mas fuerte que yo, ninguno de mis amigos podía enterarse de lo cerca que me encontraba de mi transformación, tenia la ligera impresión que Adam no estaba allí con nosotros solo para ayudarnos, tenia la ligera certeza de que seria mi ejecutor, o al menos lo intentaría, si yo me transformaba en Furia.


-. Esta bien, tranquilízate y baja a tomar algo de sangre, no tiene muy buena cara – dijo Evan mientras me ayudaba a levantarme de la cama. Antes de salir del dormitorio me coloque a la espalda la vaina y la espada, la energía que desprendía calmaba el revuelo de mis emociones.

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