domingo, 27 de junio de 2010

Capitulo 3

Shane


Había pasado más de un mes desde que había escuchado el grito desgarrador de Dawn y su posterior promesa. Cada día me sentía más y más débil pero no podía dejarme morir, ella lo era todo para mí y no pensaba darle ese gusto a la Dama.
Cada dos días dejaban una jarra de sangre aguada por debajo de la puerta de mi celda, nadie se acercaba lo suficiente para poder someter su voluntad y obligarles a que me abrieran la puerta, cada hora que pasaba encerrado allí me desesperaba más y más.
Deseaba tener noticias de Dawn, saber cómo se encontraba, saber donde estaba… poder verla y sentirla.
Todos los días visualizaba su rostro y memorizaba cada uno de sus rasgos, no me permitía a mi mismo olvidarla, no permitiría que ese encierro me robara el sabor de sus besos y la delicia de sus caricias.
Cada seis días la Dama viene a ofrecerme un puesto a su lado, cada seis días la vuelvo a decir que no. En un primer momento pensé aceptar y traicionarla, pero la bocazas estúpida de Riley me dijo, sin saber que me estaba haciendo un favor, que si le juraba lealtad y dejaba que ella me mordiera o bien yo bebía de su sangre por propia voluntad estaría perdido y sin alma por el resto de mi existencia. No estaba dispuesto a hacer semejante locura, ni ahora ni nunca.
Hoy tocaba una de sus visitas y por desgracia no estaba preparado para lo que me iba a decir.
Pasada la media noche la vieja bruja entro en mi celda seguida por Riley.

-. ¿Has decidido terminar con este sin sentido y unirte a mis filas? – me preguntó por enésima vez.

-. No, y esa será la única respuesta que consigas – le escupí con desagrado. Si tuviera fuerzas para moverme la hubiera atacado, aunque era un suicidio, en esos momentos la vena de vampiro salía de mi cuerpo con todo su esplendor.

-. Bueno, te voy a contar una historia que quizás te haga cambiar de idea – dijo la dama como si fuera una abuela que se va a sentar a narrar un cuento a sus nietos. Se sentó sobre el catre que estaba frente al mío y comenzó su narración.

-. No me interesa lo que me vayas a decir, guárdatelo y métetelo por el culo – le grité sintiendo la rabia hervir en mis venas.

-. Tiene que ver con tu querida banshee, ¡Cállate y escucha! – Gritó desfigurando su cara y sacando unos colmillos enormes – por dónde íbamos – dijo como si no hubiera pasado nada – ¡Ah sí!, hace mucho tiempo las sibilas del Oráculo de Delfos profetizaron la llegada de un segundo elegido por el ángel, y con esa profecía también auguraban mi muerte. Todas las criaturas sobrenaturales lucharon mucho para evitar que yo me enterara de la existencia de tal profecía, fue en vano, una de las grandes pitias de Grecia era mi aliada, así que no me supuso demasiado esfuerzo averiguarlo. Cuando escuche la profecía mande a mis lacayos a buscar unas cuantas brujas para que me ayudaran a lanzar una maldición al segundo elegido.
La profecía de tu querido amor verdadero decía así:
“Su bondad será demostrada ante el gran capitán que le otorgara el mando antes de su marcha y creara el vínculo con el maldito.
La perdida de la virtud le será otorgada al maldito, llenando de poder su alma y su espíritu, rompiendo la maldición que antaño destruyo la vida del que es como el sol, maldito por la traición y que mira el mundo a través del azul de cielo.
También será destruida la atadura forjada en presencia del príncipe de la milicia celestial. Pero para que eso sea posible su vida deberá ser tomada por el destinado a destruir el horror de E. Su camino hacia una de las hermanas inmortales que da vida con un lado y muerte con el otro, será veloz y prospero pudiendo así destruir la maldad que ha engendrado y recuperar lo perdido” – se detuvo esperando mi respuesta, no tenia ninguna, me había quedado alucinado y conmocionado, ¿era yo el maldito? Dawn me había entregado a mí su virginidad, pero no terminaba de encajar bien todas las piezas. La Dama interrumpió mis cavilaciones y prosiguió con su relato – como comprenderás yo no podía permitir que tal cosa ocurriera, así que la maldije, quizás cuando escuches la maldición comprendas bien lo que la estará pasando en estos momentos.
Y ésta dice así: “El amor verdadero ganara su batalla frente al maldito que es como el sol y el segundo elegido jamás tomara de él su vida, ni le entregara su virtud.
La perdida de lo amado romperá la voluntad del segundo elegido por el avatar, el odio y la rabia llenara su corazón.
Cuando de forma desesperada intente buscar lo perdido a través de la magia, será marcada en su muñeca con el símbolo maldito.
La maldición del sol maldito jamás será destruida y jamás tendrá suficiente poder.
El camino hacia la hermana inmortal será su perdición y su muerte” - ¡Joder!, fue lo único que pude pensar en ese momento - ¿te suena de algo, pequeño rompecorazones? – me preguntó con recochineo.



Yo era el amor verdadero de Dawn, está feliz por ello, pero infeliz por todo lo demás, yo había ayudado a que se cumpliera la maldición, todo era mi culpa, sabía que la directora Black había intentado apartarme de Dawn siempre que había tenido oportunidad, en un principio no supe cual era el motivo, ahora me lo imaginaba con muchísima más claridad. Ella estaba maldita y no había nada que hacer al respecto, ella perecería en la batalla que libraría con la Dama y yo moriría con ella, de eso estaba cada vez más seguro, iría donde ella estuviera… ¿habría algún modo de romper la maldición?

-. Se lo que estas pensando, una maldición que ha empezado a cumplirse es imparable, además no solo se ha cumplido la primera parte, esta misma noche ha intentado localizarte con mágica – dijo mientras soltaba una estruendosa carcajada – ha quedado marcada con el símbolo… sabiendo esto ¿no deseas unirte a el bando vencedor? – volvió a preguntar la muy puta.

-. Nunca, ya te lo he dicho – gemí ahogando el dolor y la culpabilidad que me roían por dentro.

-. Tranquilo, antes de matarla la daré la opción de transformarse y luchar a mi lado, y si no quiere, bueno… hay otro tipo de métodos más persuasivos para provocar su cambio – explicó mientras se levantaba y salía de la celda seguida por Riley que me miraba de forma lasciva y ruin.

-. Púdrete ya vieja bruja – la escupí antes de que cerrara la puerta tras de sí.

La historia que me había contado me estaba dando mucho en que pensar, me sentía culpable de que Dawn estuviera maldita aunque una parte de mi corazón se hinchaba de placer al pensar que yo, un simple vampiro era el amor verdadero de alguien tan fabuloso como ella. Mi mente y mi alma tenían decidido cuál iba a ser mi final, mi vida terminaría cuando ella cayera o dejara de amarme, no podía estar en este mundo si no era a su lado y no pensaba sobrevivir si ella no lo hacía.

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